LA SALUD COMO CAMINO


A diario escuchamos propagandas de formas, modos y estilos que podemos adoptar para estar sanos. Recetas de diferentes propuestas, ya sea a través de la comida, de la gimnasia, en fin, de diversas y variadas maneras. Sin embargo estas recetas no nos garantizan a cada uno un buen estado de salud.
Aún aquellas personas que a lo largo de su vida se han cuidado no solo con la buena ilimentación sino también con gimnasia, de pronto, un día se han sentido mal, con sensaciones desagradables o dolorosas y, después de consultas y, contra todo cálculo, se descubre que una enfermedad se desencadenó en ese cuerpo.
Inmediatamente surge la incertidumbre, la bronca, el miedo y junto a todos esos estados, también aparece el sentimiento de víctima de quien padece esa dolencia.
La enfermedad es sentida como ajena a la persona, “lo tomó” sin que esa persona se sintiera responsable por ello.
Si prestamos atención al modo habitual de referirnos a quien se enferma es mencionarlo como “tal se enfermó”, “se contagió”, frase que habla de alguien que “se causó” esa enfermedad, no decimos “lo enfermaron” (se enfermó a si mismo).
Revisemos los conocimientos que desde antiguo nos ayudan a comprender y resolver: Una Ley Universal enunciada en el Ky Balion “el universo es mental”, todo aquello con lo que alguien se encuentra en el mundo es porque cociente o inconscientemente lo creó.. Así como un edificio antes de ser realizado fue creado e imaginado por alguien, lo mismo ocurre con todos los aspectos de la vida.
Esto no implica que una enfermedad fue imaginada tal cual se presenta, implica que en la mente de esa persona algo “apareció” y formó esa enfermedad como una barrera a atravesar y probablemente como consecuencia de creencias inconscientes ó conciertes ó como respuesta a conflictos.
Este proceso de crear no es siempre concierte, es el resultado y consecuencia de algo desconocido que proviene del propio inconsciente y pueden arrastrase de vidas anteriores.
Una vida en donde las contradicciones profundas permanecen irresueltas, una vida en la que se ha reprimido aquello deseado en pos de suponer algún “reconocimiento”, una vida en la que quien vive no hace de ella lo que esa persona verdaderamente desea, bajo miles de excusas y justificaciones, sino que vive como le dijeron que debía vivir,con las creencias de otros, o de un modo aceptable socialmente; entonces después de muchos llamados de atención, como angustias, tristezas, ansiedades, etc, sin ser atendidos desde el Ser, se materializan en el cuerpo en forma de enfermedad.
Tal vez después de un período de crisis o de cambios es que surge un cuerpo dañado.
Hay enfermedades ligadas íntimamente a momentos en los que el área afectiva está en baja, depresiones, duelos ,etc.
Es decir, después de una separación ó una ruptura; varias enfermedades en las que las contradicciones, junto a otros componentes son el caldo de cultivo necesario para armarse..
Claro que en la vida pasamos infinitas veces por duelos, separaciones, frustraciones de toda índole, solo se trata de escucharnos sin tapar las consecuencias emocionales y mentales de esas experiencias para drenar y elaborarlas.
Es oportuno mencionar también otras enfermedades como las adicciones en general, la obesidad, los trastornos de piel y toda la gama de síntomas que, sin saberlo concientemente y, desde su más profundo grito de auxilio, el Alma encuentra para manifestar en el cuerpo algo que de alguna manera ya se había manifestado en las demás áreas.
Hasta aquí el planteo de la situación: hay un individuo que es “sorprendido” por alguna enfermedad de la cual se siente víctima , él no sabe cono ocurrió ni tampoco como curarse.
Entonces, desde la indefensión deposita su curación en manos de la ciencia sin tomar partido alguno y sin “sanarse” . Un individuo puede restablecerse desde la comprensión de qué en él lo enfermó para así poner en marcha aquello que lo puede curar. Si se enfermó entonces también podrá curarSe.
El proceso de curarse a si mismo consiste en ser parte activa y no ajena a eso que está ocurriendo en el único cuerpo que tenemos como lugar visible de un proceso que empezó mucho antes en la mente, también en las emociones y afectos, pero que eso no fue escuchado por suponer que callando desaparecía y lo que en verdad desapareció es la libertad de ese individuo.
Tomada así la enfermedad física se puede usar como una oportunidad de aprendizaje.
Entonces cuando una enfermedad nos tome tenemos la oportunidad de curarnos y, así darnos la posibilidad de cambio y la oportunidad de escucharnos que antes no nos dimos, permitirnos sentir y hacer aquello que es absolutamente personal y que hasta ese momento, por temor, y por otros motivos, no habíamos permitido que se manifieste.
Lo escrito hasta aquí es solo una introducción al tema, una llave que cada cual puede tomar y usar para su beneficio si es que quiere otorgarse un reencuentro con su salud, la única oportunidad posible de una sanación realizable sólo con la total participación personal.

Rebeca Dobrowodkier Kovacs

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